No parece tarea sencilla enseñarles música a chicos del nivel inicial, pero Claudia Ruiz Huidobro acepta el desafío y, para interesarlos en la materia, utiliza aquellas canciones que a ellos les gustan. Por ejemplo, un día les dio un ejemplo usando un tema de Karina y se los cantó. Quedaron con la boca abierta. “¡Igualito, profesora. Igualito! -decían-. Usted tendría que ser cantante”.
Ella cuenta la anécdota y se ríe. No le preocupa que los alumnos no sepan que, fuera de la escuela, es una artista reconocida. Le gusta asumir su papel de educadora, tal como lo hace cuando enseña en casa a sus alumnos particulares. Si bien en el escenario no canta temas de Karina sino del folclore tradicional, tiene muchos fans en nuestro medio y el canto la llevó a vivir experiencias inolvidables.
Nacida en Santiago del Estero, Claudia vive en Tucumán desde los 17 años. Estudió música desde niña y se destacaba en los actos escolares, pero no fue sino hasta mucho más tarde cuando cantó en un escenario público y la “descubrieron”. Ganó premios en distintos festivales, cantó junto a destacados folcloristas, grabó discos y participó en obras teatrales.
En 2000, su voz la llevó a Estados Unidos. Fue invitada por la Unesco a cantar en la Embajada argentina en Washington, en el Consulado en Chicago y en la Universidad de Saint Louis, con motivo de la Semana de las Américas. Allí la escuchó un productor y la llevó al Festival Internacional de Cine Latino HBO Olé.
“Mi repertorio incluye no solamente nuestro folclore sino también el latinoamericano, el tango, boleros de Julio Jaramillo que aquí los difundieron Los Cantores del Alba. También me gusta actuar, bailar e interpretar. Siempre busco ser un buen puente entre el compositor y el público”, afirma la artista, que participó en la obra musical “El loco de Asís”, un megaéxito teatral de Manuel González Gil, y ahora integra el elenco de los musicales “Seis mujeres” y “El Mago de Oz”, de Alejandro Sandoval.
Como docente, además de enseñar música en distintas escuelas, dirige un coro en Barrio Oeste II, perteneciente a un programa nacional para contener a los chicos de la calle. “Trabajar en escuelas públicas me gusta mucho. Siento que a los niños puedo dejarles un poco de mi vida, de lo que yo soy, de lo que aprendí. Quiero que el niño encuentre en la música una nueva ventana para abrir. Algo nuevo para descubrir -explica-. La música nos permite transmitir cosas que tenemos en nuestra interioridad. Incluso puede ayudar a sanar muchos males que a veces no se les encuentra remedio”.
Entre sus canciones preferidas se cuentan Doña Ubenza, Pollerita, Duerme negrito, Agitando pañuelos, Cuando tenga la tierra, Juana Azurduy, La flor de la canela, Te'i de olvidar (vidala de Atahualpa Yupanqui) y Si llega a ser tucumana. Pero son muchas más las que interpreta, en los más diversos escenarios. Para elegir un tema, dice que la debe enamorar la melodía. “Su cadencia me tiene que seducir -reflexiona-. Y con respecto a la letra, tengo que sentir que la puedo transmitir. Que puedo no sólo cantarla sino expresar cabalmente aquellas ideas y sentimientos que el autor escribió”. LA GACETA
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